Los Espabilados

Llevo desde antes del verano pasado con un tema rondándome por la cabeza a raíz de varias conversaciones que he tenido con unos cuantos amigos/fotógrafos. Así que no me queda otra que escribirlo para intentar definir mi postura al respecto. He de comenzar diciendo que al sentirme de alguna manera parte de lo que voy a hablar, seguramente no tendré un punto de vista del todo objetivo. Pero en cualquier caso esto es un blog de reflexión y opinión, así que supongo que ya era de esperar...

Hace ya tiempo que creo, y no soy el único, que la fotografía en España está experimentando un crecimiento y un desarrollo nunca antes visto. Ese florecimiento se está dando especialmente en las nuevas generaciones de autores de las que me siento orgullosamente parte, a pesar de que, como decía al principio, pueda alterar mi punto de vista sobre todo el asunto. Una de las principales razones que solemos esgrimir a la hora de explicar el porqué de esa explosión es Internet y la posibilidad de interactuar y el acceso a información que ofrece. Pero creo que no se trata tanto de la capacidad de compartir esa información, sino de la actitud con la que aprovechamos esa posibilidad. Los colectivos, talleres, festivales, revistas, webs etc. se crean y funcionan no sólo porque Internet nos lo ha permitido, sino porque nosotros hemos sabido aprovechar esa oportunidad. Al mismo tiempo la sensación de que la organización de la industria de la fotografía está anquilosada, las mínimas oportunidades que se ofrecen a los recién llegados y el inmovilismo que eso ha generado tampoco nos dejaba mucho más espacio que éste, la red, para poder mostrarnos, comunicarnos y organizarnos.

Para acotar de alguna manera esa nueva generación, diría que va desde los que hoy son estudiantes de fotografía hasta algunos de los ya consagrados que no tienen complejos a la hora de estar atentos y absorber lo que viene. El manual dice que para poder proclamar la existencia de una nueva generación, es inevitable la ruptura con la anterior. Intentaré no expandirme demasiado en esto pero creo que es importante hacer aquí un alto en el camino para intentar entender qué es lo que ha fallado hasta ahora en los diferentes cambios generacionales que se han vivido en el mundo de la fotografía en España para que este fenómeno no sucediese antes. Para ello recomiendo la lectura de un libro y un catálogo, ambas publicaciones que me llegaron recomendadas por Paco Navamuel, a quién se lo agradezco. Por un lado está “CT o la Cultura de la Transición”, un interesante ensayo pro 15M que critica la gestión de la cultura desde la transición hasta nuestros días y cómo los nuevos movimientos sociales y el impacto de la nuevas tecnologías y métodos de comunicación están cambiando esa gestión – y además la foto de portada del libro es de Txema Salvans. El libro está directamente conectado con lo que comentaba antes sobre aprovechar lo que nos ha ofrecido Internet y además toma como base una idea muy clarificadora a la hora de entender el inmovilismo en el que ha estado metida hasta hace bien poco la cultura en este país. Resumiendo demasiado, los diferentes autores del libro esgrimen que forzados por el obligado olvido y perdón de los horrores de la guerra civil sobre los que se construyó la transición, desde entonces se creó, ensalzó y defendió contra viento y marea a aquellos actores de la cultura que menos incordiaban al nuevo equilibrio político bipartidista instaurado. Y no sólo eso, con tal de que todos estuviésemos unidos y ante el temor de que cualquier crítica pudiese alimentar que sucesos como el intento de golpe de estado del 23F volviesen a suceder, se redefinió el término “cultura” en función de los intereses que defendían – y aún defienden – esos partidos y poderes económicos para no desestabilizar el precario equilibrio. Eso permitió que ciertos autores arropados por esos poderes políticos y económicos fueran ensalzados y protegidos hasta puntos en los que cualquier otra propuesta – y ojo no que no hablo sólo de posturas ideológicas, también hablo de estéticas – no tuviera cabida. El ejemplo más claro y obsceno en cuanto a la protección política de la industria cultural se refiere lo protagonizó la SGAE, cuyo final gracias a la presión y las denuncias lanzadas desde la red, todos conocemos. Siendo como soy un euskaldun establecido durante varios años en Barcelona, he de decir que esta “Cultura de la Transición” también la han instaurado los partidos nacionalistas tanto catalanes como vascos, tirando cada uno para su tierra en cada caso, como no podía ser de otra manera.

Portada del libro con la foto de Txema Salvans

Centrándonos ya en el ámbito fotográfico – esta es la segunda publicación recomendada por Paco y sobre la que ayer publicó el primero de cuatro artículos en su blog A Sangre que recomiendo leer –, si queremos atisbar que ha pasado en la escena fotográfica de los últimos 40 años y cuál ha sido la relación entre los autores establecidos y los más jóvenes, encuentro muy clarificadora la transcripción de la mesa redonda moderada por Humberto Rivas en la que participaron fotógrafos, profesores, galeristas y comisarios como David Balsells, Victoria Combalia, Joan Fontcuberta, Pere Formiguera, Manel Úbeda, Fina Furiol, Daniel Giralt-Miracle y María Teresa Molina que se realizó a puerta cerrada – un error a mi juicio – con motivo de la exposición “Joves Fotografs” en Barcelona en 1986, y que aparece publicada en el catálogo de dicha muestra financiada por La Caixa de Pensions. El segundo error, garrafal en este caso aunque tampoco sé los motivos que les llevaron a plantear la charla de ese modo, es que de esos nueve nombres sólo una estaba en calidad de “jove fotograf”, teniendo que enfrentarse María Teresa Molina ella sola al resto de nombres que para aquella época ya estaban establecidos y reconocidos en el mundillo fotográfico catalán. Y cuando digo enfrentarse, muy a mi pesar, no lo digo de una manera metafórica, porque la transcripción no deja lugar a dudas. Resumiendo mucho, los establecidos echan en cara a los jóvenes el ser demasiado continuistas y poco espabilados, tal y como dice Joan Fontcuberta:

“...no estoy de acuerdo en que no se diera facilidades a los jóvenes. Los jóvenes no tienen que esperar que les lluevan las oportunidades del cielo, tienen que espabilarse como nosotros...”

A lo que María Teresa Molina responde:

“...quiero responder a Joan Fontcuberta y decirle que nosotros nos movimos muchísimo y tuvimos grandes dificultades, por ejemplo con Giralt-Miracle no hubo manera de contactar...”

Este pequeño rifirrafe sucede en el momento álgido de la mesa redonda, donde también se habla de otros temas como la educación, el acceso al mercado del arte o el continuismo de la nuevas generaciones y creo que resume en gran medida el grandísimo error en el que se ha caído una y otra vez en el mundo de la fotografía en España. Por un lado puedo aceptar que no ha habido relevo generacional de ningún tipo en los últimos 30 años, porque quizás ni siquiera ha habido una hornada con un trabajo lo suficientemente rupturista, potente y/o específico como para ser señalado. Pero a eso también le añadiría la sensación de que la frase que citaba anteriormente, y que con una brutal sinceridad suelta Fontcuberta, ha sido una idea muy extendida entre los fotógrafos consagrados en España. Y aunque no creo que sea esa la única razón para entender porque aquí se ha tardado tanto en ensanchar y diversificar el uso de la fotografía, si que creo que tiene su importancia. Me da la sensación de que a ninguno de ellos se les ocurrió que sumando a nuevos autores con diferentes puntos de vista a la escena del país se podía enriquecer – tanto temática como económicamente – el medio. Hasta ahora la fotografía española se ha vinculado a un reducido número de nombres que se han repetido invariablemente a lo largo de los últimos años. No seré yo quién discuta la importancia del trabajo de los García-Alix, Isabel Muñoz, Ouka Lele o Chema Madoz por poner algunos ejemplos. Pero habría que tener en cuenta que el hecho de que a ese grupo se les sumen nuevos autores con nuevas visiones y prácticas fotográficas no les va hacer ningún mal, sino todo lo contrario. Van a abrir el arco de posibilidades, por lo que en consecuencia la gente que se va a poder sentir atraída por la fotografía va a ser mayor y más diversa, con lo que todos salimos ganando. Incluso ellos. Sé que los fotógrafos consagrados no tienen la responsabilidad sobre la gestión de la fotografía en España. Las empresas privadas y especialmente las instituciones públicas que se dedican al medio son mucho más responsables. Pero de algún modo, si que creo que tienen un especie de deuda moral que debería ir más allá del “tonto el último” que han estado aplicando, algo así como una obligación de devolverle a la fotografía, el medio que les ha permitido ser quienes son, todo lo que les ha ofrecido.

Portada del catálogo "Joves Fotografs",
editado por la Caixa de Pensions, 1986

Dicho esto, todos sabemos que el mercado fotográfico en este país es minúsculo por lo que en realidad creo más nos vale dejarnos de luchas internas absurdas y empezar a remar todos, lo más unidos que podamos, para que la falta de cultura fotográfica empiece a disminuir de una vez por todas. Y cuidado que no planteo una especie de comuna hippie en la que todos seamos amigos y que no haya diferentes opiniones. El debate es útil y necesario, ese es de hecho uno de los principales propósitos de este blog y creo que el párrafo anterior lo deja bastante claro. Lo que creo que se necesita es dejarse de peleas internas como las sucedidas anteriormente entre las diferentes maneras de entender la fotografía o las diferentes generaciones que, por lo que me han contado –el oscurantismo y la no aceptación de los errores cometidos por cada cual también es otra lacra a eliminar – llevaron a desenlaces tan tristes como la desaparición del Centro Internacional de Fotografía de Barcelona, centro al que el MACBA dedicaba una exposición recientemente. Creo que deberíamos intentar expandir la cultura de la fotografía más allá de las endogámicas fronteras que la limitan hoy en día. He visto infinidad de galerías o seudogalerías tanto físicas como online donde ofrecen fotografía a precios, digamos, razonables pensando que de esa manera iban a conseguir atraer al gran público a la fotografía. ¿Pero cuantas de ellas han funcionado realmente? No falta oferta, aquí hay buenísimos fotógrafos, revistas, colectivos, libros y webs... Pero por muy barato que lo ofrezcas, si a alguien le quieres vender aquello que no valora, estarás dándote cabezazos contra una pared. Lo que hace falta es demanda, porque ni siquiera la gente que tiene intereses culturales o artísticos tiene unos conocimientos medios de fotografía. Yo he llegado a sufrir preguntas como: ¿existe una historia de la fotografía? Por eso creo que por ahora es inútil intentar mostrar, publicar o vender fotografía en España cuando no hay nadie que entienda cual es su valor tanto económico como cultural. Para solucionarlo, además de dejar la práctica de “tonto el último” que mencionaba anteriormente, creo que los que estamos en esto primero deberíamos aceptar que lo que nosotros entendemos por fotografía puede no tener un único significado. No se trata de que creemos una definición común ni nada parecido, por muy paradójico que parezca, siempre he creído que tener las cosas demasiado claras puede ser el inicio de un problema. Propongo que aunque no todos estemos de acuerdo con que hacer pantallazos en el ordenador, fotogramas, fotografía directa o colodión húmedo sea fotografía, sin dejar de debatir cuales son esas diferencias, nos centremos más en las semejanzas y sepamos transmitir porqué es esta nuestra pasión, y en algunos casos también profesión. Supongo que los fotógrafos de los que hablaba anteriormente no lo verán del mismo modo. Supongo que será así porque tuvieron que abrirse camino en un en paisaje fotográfico español aún más desértico del que vivimos ahora, por lo que ya tuvieron suficiente con lo suyo. Y una vez te acostumbras a tirar tu solo para adelante sin saber muy bien hacia donde vas, digo yo que cuesta mirar a los lados o a quién viene por detrás. Y además, como la etiqueta que les hemos adjudicado bien dice, ya están consagrados, por lo que no tienen esa motivación extra que te aporta el no tener tierra firme bajo tus pies.

Página 25 del catálogo con la transcripción de la
mesa redonda con motivo de la exposición
"Joves Fotografs", La Caixa de Pensions, 1986


Por si acaso y para que quede claro, vuelvo a repetir que busco debates pero no peleas. No es para nada mi intención ofender a nadie y no tendré reparos para rectificar o pedir disculpas si alguien se ha sentido menospreciado. Y mucho menos con aquellos que llegaron antes, porque aunque no siempre esté de acuerdo, mi egocentrismo fotográfico tiene límites y tengo muy claro que siempre habrá algo que ellos saben y a mi me quede por aprender.

Una vez reconocido lo anterior y asumido sus errores – los aciertos ya están asumidos y reconocidos desde hace tiempo –, toca analizar el presente. Me da la sensación de que esta nueva generación de la que hablaba al principio trae consigo una nueva mentalidad y ha cambiado el paso. La interacción que hay hoy en día entre la gente, y no solo a través de la red, es parte muy importante de su propia existencia. Creo que hemos sabido interactuar, debatir, rebatir y aprender como nunca antes había sucedido. Hay gente haciendo cosas muy diferentes, con ideas muy diferentes sobre qué es la fotografía y como debe utilizarse. Pero eso no provoca rupturas, sino todo lo contrario, por suerte somos la generación del compartir, la generación para la que la marca de agua en sus fotos es una aberración. La que nos hemos “espabilado” y hemos sabido hacer un cambio de rumbo y buen marketing, como también pedía a los jóvenes fotógrafos del 86 Fontcuberta:

“...en mi opinión os falta marketing. Estáis vendiendo un producto que ya existe, y una de las leyes del marketing es que hay que crear un diferencia aunque sea falsa o psicológica con respecto a lo que existe....”

Pues bien, más allá de las diferentes prácticas fotográficas que hemos desarrollado, esa diferencia respecto a lo que existe radica en nuestra actitud por y para el medio. Además de querer ganarnos la vida con la fotografía –opción total y absolutamente lícita – queremos compartirla. Supongo que ahora más de uno se estará frotando las manos pensando en que le estoy metiendo mucha caña al Premio Nacional de Fotografía, de Artes Visuales y de Ensayo, y en parte tienen razón. Pero por otra parte hay que reconocerle que si eso es así, es porque es el único que se ha “arriesgado” a decir lo que piensa sin cortapisas. Es un provocador nato, abre debates, cosa que hace que aunque a veces no comparta sus aportaciones, sea siempre una opinión a seguir y muy de agradecer. Más de uno también se preguntará qué es lo que me lleva a la chulería –sin ser de Bilbao – de afirmar que la generación de fotógrafos de hoy en día sobresale por encima de las de los últimos 30 años. Por empezar por algún sitio, diría que porque hace tiempo que algunos fotógrafos percibieron esta realidad y se enfrentaron al “tonto el último” con la de “la unión hace la fuerza”, creando  colectivos de fotografía. Ellos no solo han sabido hacerse un hueco, sino que directamente han sido capaces de construir un espacio donde no antes no lo había. Y han creado y/o importado modelos de trabajo, de educación e incluso estéticos claramente identificables. Ese camino abierto se ha multiplicado y diversificado en otros muchos colectivos que funcionan en diferentes puntos de la península y que a base de ensanchar el camino han permitido que ya no sea condición sine qua non formar parte de un grupo para existir. También resaltaría el grandísimo momento que vive el mundo de autoedición y la edición independiente, donde libros de autores españoles son alabados fuera de nuestras fronteras – y hay otros con igual o mejor pinta por llegar. Donde editoriales independientes se atreven con el “libro electrónico” y empiezan a tener resultados o webs independientes y sin ánimo de lucro aparecen como una de las mejores webs sobre libros de fotografía según revistas extranjeras. Y si esto no les parece suficiente y lo que necesitan son premios y reconocimientos directos, podemos estar muy orgullosos porque ya no es raro contar con jóvenes fotógrafos españoles premiados o seleccionados en convocatorias como el ya clásico Word Press Photo, el premio de retrato de la National Portrait Gallery de Londres, en festivales de gran repercusión internacional...  Y a pesar de que me dejo muchas más cosas – como por ejemplo todos los blogs, webs y revistas tanto digitales como impresas que existen y que promueven la fotografía emergente, o aquello que se suele aceptar como signo de buena salud de cualquier ideología como es el humor autocrítico y satírico – en realidad ninguno de esos hechos irrefutables son los que me permiten sacar pecho tan descaradamente. Lo que me hace estar tan seguro es tener esa sensación de motivación compartida y generalizada que se respira entre esta nueva generación en cada conversación, cosa que ahora mismo no soy capaz de describir ni detallar con palabras que le hagan justicia.

Lo curioso es que a pesar de la existencia de todo esto ninguna institución, empresa cultural o medio de comunicación importante se ha hecho eco hasta ahora. Pero...¿y que pasaría si eso cambiara? Imaginemos por un momento que un gran museo, festival o parecido se plantease la idea de que lo que está pasando es lo suficientemente importante como para ser señalado. Debería ser una oportunidad de oro para ampliar el interés por la fotografía y para conseguir –como decía más arriba – acercar a gente que no necesariamente trabaja con el medio, ampliando así su radio de acción. En principio el reconocimiento siempre es de agradecer y suena muy prometedor pero...no se si seré yo que suelo ser escéptico y dudo ante todo...¿pero no os entra un poco de miedo? Lo pregunto porque al pensarlo me da la sensación de que seguramente se intentaría establecer un especie de canon o definición que acotase, identificase y definiese qué, quién, cómo y por qué se está desarrollando la fotografía. Y ese sería una gran error, ya que a mi juicio lo más importante es que hay gente continuando con la street-photography, sacando revistas a la calle y a las pantallas, investigando con la postfotografía, programando webs, haciendo nueva fotografía documental, publicando libros y reuniéndose para verlos, manteniendo vivas las técnicas antiguas, impartiendo clases, recibiendo esas clases, reinventando el collage, sacando fotos en grupo y en solitario, teorizando, creando colectivos, montando exposiciones, participando en festivales nacionales e internacionales, convocando concursos, criticando trabajos propios y ajenos, organizando proyecciones y un interminable etcétera. Me temo que si desde alguna institución se propusiese ese reconocimiento a esta nueva generación, se quedaría en eso, en lo que yo acabo de hacer, en un mero señalar pasajero, cuando lo que aquí necesitamos es un cambio de actitud. Es indispensable que se mire y se tenga en cuenta a los últimos en llegar, que aquel que se “espabile”, trabaje y demuestre unas dotes, tenga su recompensa más allá de la edad o de los años que lleve en el medio. No se necesita una gran exposición sobre la nueva fotografía en España, lo que se necesita es un cambio en la mentalidad de todos los que trabajan alrededor de la fotografía, y en especial en las instituciones públicas, en como acogemos, aceptamos y exportamos a la nueva fotografía. He oído a demasiados fotógrafos quejarse de lo que les costó llegar, pero he visto a muy pocos intentar hacer algo para que ese proceso no se perpetuase. Estoy seguro que cada época tiene sus carencias y sus ventajas,  solo propongo hacer algo para que los que vengan después de nosotros al menos no pasen por las mismas dificultades que nosotros tenemos hoy.

Y de hecho, escribir todo este speech – si todavía estáis leyendo esto os lo agradezco y prometo intentar ser mucho más conciso en el futuro – me ha ayudado a darme cuenta de que seguramente nadie de esas altas esferas va a abanderar ese cambio de mentalidad y, aunque quizás sea de una manera bastante ingenua, solo podemos hacerlo nosotros...e  incluso iría más allá y diría que de hecho, ya lo estamos haciendo. Escribir todo este texto me ha llevado a la conclusión de que no tenemos que intentar cambiar la manera de pensar o actuar de nadie, solo tenemos que seguir creyendo y haciendo las cosas a nuestra manera con el mismo ímpetu, porque estoy seguro que de todo este trabajo nos está llevando a un escenario mejor, al que otros acabarán por unirse. Y ahora que lo pienso, existen algunos ejemplos de dichos cambios, como el de que Xavier Rivas, que engrosaría la lista de fotógrafos consagrados, opte por una editorial pequeña e independiente como BSide Books para publicar. O a la inversa, que una gran editorial como RM, coedite libros de corte más arriesgado de lo que acostumbra, como pueden ser los de Vicente Paredes o Julián Barón. Por lo que sé, también tenemos que agradecerle a gestores culturales de nuestra generación la vuelta de unas ayudas tan importantes y necesarias como Fotopress. O por otro lado el esfuerzo que están haciendo algunas escuelas por cambiar sus modelos educativos y como otras nuevas ofrecen oportunidades hace poco inimaginables, como la de publicar un libro tanto a profesores como a alumnos, en el caso de la escuela Lens de Madrid.

Esta nueva generación vive y exprime la fotografía todo lo que puede. Gracias a Internet lo hace en común con debates abiertos, seguro que con algunos enfados, pero sin grandes peleas ni jerarquías internas, entendiendo que justamente esa variedad es la que da forma al nuevo movimiento. Y definitivamente se trata de un movimiento expansivo al que no le caben los corsés. Busca traspasar cualquier límite o frontera, aprovecha como nunca de las oportunidades que le ofrece la tecnología, tanto la nueva como la antigua. Vive y disfruta la fotografía de ayer y de hoy, y se arriesga a buscar la de mañana.

Sinceramente, si nos quejamos de lo difícil que es vivir de la fotografía, de lo mal que se trata al fotoperiodista, del pésimo gusto de agencias y clientes en el mundo de la moda y la publicidad, del poco margen que tiene frente a otras disciplinas en el mercado del arte etc. Si por un lado el gran problema viene del poco valor tanto cultural como económico que tiene la fotografía en la sociedad y de la precariedad que eso supone para los que la practicamos, pero si por otro a pesar de ello seguimos erre que erre viviendo y compartiendo aquello en lo que creemos...¿soy el único que piensa que llegará un momento en el que ese sin sentido llamará la atención fuera de nuestras endogámicas fronteras y a alguien ajeno a la fotografía le llamará la atención y querrá entender el porqué de ese impulso? Por muy naíf que suene...¿a alguien se le ocurre una mejor manera para conseguir ampliar el número de público a la que le puede interesar la fotografía que la de demostrar nuestra pasión inquebrantable por ella?

Foto: Alberto Feijóo

15 comentarios:

  1. Clarito clarito, sin retórica vana, sin lamentos, reconociendo los méritos de los demás, y viendo lo que hay y no lo que falta.
    PERFECTO, JON.

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  2. Si se aumenta el público que consume fotografía, y me refiero a aquellos que tengan cierta cultura visual fotográfica, los fotógrafos entonces podrán vivir de la fotografía.

    Es la ley de mercado aplicada a la fotografía. Por tanto una buena medida (a largo plazo claro) seria una reforma del sistema educativo que proueva esa cultura visual. Hasta el día de hoy estamos generando incultos fotográficos. Si un libro está escrito en un idioma que no entiendo, jamás lo compraré, eso sucede con los fotolibros a gran parte del gran público. Así es que los únicos que compramos copias fotográficas o fotolibros somos los propios fotógrafos, así no se mantiene un sector ...

    Todo pasa por crear un grupo de presión, y para eso hemos de estar todos muy unidos, para reclamar acciones como ésta. Sería idóneo hacerlo alrededor de un Centro de Fotografía pero como no lo tenemos .... otra muestra de la dimensión de la situación actual ...

    Enhorabuena por la entrada y a Paco por sus inspiradoreas lecturas!

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  3. ...¿soy el único que piensa que llegará un momento en el que ese sin sentido llamará la atención fuera de nuestras endogámicas fronteras y a alguien ajeno a la fotografía le llamará la atención y querrá entender el porqué de ese impulso?...

    No eres el único que lo piensa. Ten fe Jon, ademas de paciencia y paso firme.

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  4. Interesantísimo el texto. Con muchas teclas bien tocadas

    Creo que el punto caliente está en lo que comenta Pedro Arroyo: ya que se están haciendo cosas interesantísimas, yo si que creo que tiene que haber un esfuerzo real en que estas lleguen y sean comprendidas por un público general. Y si en algún momento hay que suavizar el discurso y las formas para que la gente no sienta timidez a introducirse pues habrá que hacerlo.
    Hoy es el mejor momento para que mucha gente que siente un interés tangencial por la fotografía asuma que hay una historia, que hay múltiples lenguajes y que es fascinante conocerlos. El cine, más allá de rentabilidad económica, es un ejemplo de éxito en este sentido.
    Dar la patada a seguir haciendo las cosas exclusivamente "a nuestra manera" solo puede llevar a la creación de una especie de club social elitista. Si el publico no está preparado para entender un lenguaje, habrá que llevarle un poco de la manita.

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  5. Una cita que no me venía a la cabeza ayer ... "El analfabeto del futuro no será el inexperto en la escritura sino el desconocedor de la fotografía." Laszlo Moholy-Nagy.

    Y esto está sucediendo en nuestro país, analfabetos ..., el sistema educativo está fallando y eso no sólo genera conflicto en la fotografía sino en todos los campos. El resultado de nuestro sistema educativo se palpa, no nos enseñan a pensar ni a opinar, sólo a obedecer y nos despistan con, por ejemplo el fútbol, lo del futbol en nuestro país no tiene nombre. Menos educación es más sanidad, más limpieza, mayores gastos en definitiva ... no me alargo, era sólo para insistir en la idea de que la educación falla estrepitosamente en este país. La fotografía está al final de una larga lista de intereses ...

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  6. Gracias a todos por vuestros comentarios! En relación a la enseñanza, ahora no tengo mucho tiempo para escribir, pero quiero por lo menos el artículo que acaba de publicar Paco Navamuel en su blog, que justamente habla de ello:

    http://francisconavamuel.net/asangreblog/2012/10/24/jovenes-cadaveres-fotograficos-24-la-ensenanza-fotografica/

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  7. ...y que suerte que haya alguien que reflexione sobre todo esto.

    De todas formas, aunque comparto lo del cambio generacional, no veo tan claro o soy tan optimista al pensar en que está cambiando tanto la forma de ver la fotografía o de entenderla. La inmensa mayoría de la gente se queda en el "que foto mas bonita" y creo que es algo de la cultura made in spain trasladable al resto de medios.

    En el caso de la enseñanza de fotografía si, hay avances, y si, se ven diferencias (por suerte) pero eso no crea mas demanda, crea mas oferta. La "cultura fotográfica" no debería de ser algo cerrado a las escuelas fotográficas, ni siquiera a la universidad, el arte y la cultura están abandonados a su suerte y se les hace perder valor desde la educación primaria.

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  8. Hola a todos:
    Las aportaciones son muy interesantes.
    Me gustaría decir algo en relación a lo que se refiere al mercado y a la educación en general.

    No hay que olvidar que aquellos que tienen posibilidad y comprar fotografía pertenecen a una élite. La clases favorecidas aprecian la fotografía igual que un libro o un cuadro. ¿Cuántos escritores o artistas viven de su trabajo creativo exclusivamente? Muy muy pocos. La inmensa mayoría de los artistas no ejercen. No pueden. Aún así, es cierto que en el mercado galerístico lo que más se vende son cuadros.

    No es un tema, creo yo, solamente de cultura visual hacia la fotografía puesto que estamos expuestos a más fotografía que a pintura, por poner un ejemplo. Todavía hay muchísima gente que aborrece la pintura abstracta, pero puede "ver" una fotografía. Más aún con el auge de las tecnologías de imagen e Internet. Pero leer e interpretar en profundidad una fotografía, como un cuadro abstracto o una música del siglo XX dodecafónica, es un tema complicado que está reservado a expertos con una capacidad de análisis que conlleva años de estudio y conocimiento. Aunque no es eso lo que necesitamos, ¿verdad? Se requiere sólo saber apreciar las fotos.

    El tema de la educación es muy interesante, pero a pesar de las palabras de Moholy-Nagy (que no vivió la era digital), no saber escribir sigue siendo de analfabetos más que no saber apreciar una foto. Y si no, sólo hace falta ver los mensajes de sms o de twitter o, los que dáis clase, la falta absoluta de capacidad para expresar ideas por escrito del alumnado. Y esto no es un tema exclusivo de educación en el colegio, instituto o universidad, también lo es en otros ámbitos. Nos guste o no, seguimos siendo una élite.

    No he seguido cursos de fotografía reglados, por lo que no sé si la educación fotográfica es buena o mala. Sí es cierto que crea más oferta que demanda pero personalmente, una cosa es saber hacer fotos más o menos dignamente y otra muy distinta ser fotógrafo.

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  9. Muy interesante la entrada...

    Precisamente hoy estaba escuchando una entrevista en tv a Albert Boadella con motivo de la presentación de su libro. Una de las preguntas era sobre la opinión que le merecía ARCO, y venia a decir algo así como que era una reunión de timadores; ya se que no seré la persona mas ilustrada en el mundo del arte, pero siento estar muy de acuerdo con él. En mi opinión al mundo de la fotografía le pasa un poco lo mismo y por ello anda como anda. Creo que tienes muchísima razón cuando hablas que es desde dentro del mundo de la fotografía el primer sitio donde se debe autovalorar para poder empezar a crecer hacia fuera, pero es muy difícil creer en eso, cuando este mundo parece que funciona a modo de pequeñas sectas o grupos impermeables, donde si estas fuera lo tienes crudo. Estoy cansado de visitar blogs de "fotógrafos profesionales" donde la adulación y el compadreo es lo único que funciona, claro que si la mierda es mierda, le podrás poner los lazos que quieras, pero si lo intentas vender como chanel nº 5, lo más fácil es que no cuele.
    En mi opinión hay cuatro clases de fotógrafos, los genios, a los que no hace falta presentarse, los "currantes", los que a base de trabajo y pasión logran hacerse un hueco con dignidad en este mundo, los "feladores de objetivos", son aquellos que carecen de dignidad y vergüenza, y los que en mi opinión están jodiendo este "chiringuíto". Y en último lugar los que en otro blog clasificaban de forma cariñosa como "círculos de confusión", que son aquellos que acaban de aparcar aquí y todavía no se han dado cuenta de que va esto. El problema es que los "feladores de objetivos" crean una cortina de humo muy escandalosa y llamativa que confunde a todo al que se arrima a este mundo, lo cual confunde a los "circulos de confusión" y pensamos que aquí todo vale y que todo el monte es orégano... En mi opinión hasta que no aprendamos a llamar mierda a la mierda, será muy difícil que podamos vender esto como perfume. La fotografía tiene que hacer una profunda autocrítica para saber donde está y a donde quiere ir.

    Un saludo

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  10. Brutal como siempre Jon.
    Sobra talento, falta desenroscar boinas...pero como siempre ha sido en este país, en donde se espera a la aceptación de fuera para flipar con lo que tenemos.
    Highlight: "qué es lo que me lleva a la chulería –sin ser de Bilbao –"

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  11. Precisamente en el libro de la Cultura de la Transición, o CT, se habla de cómo el apoyo institucional a la cultura no es neutral ni aséptico. Teniendo en cuenta que (aún) no hemos cambiado de gobernantes ni de sistema, creo que el hecho de que desde estas instituciones se desprecie o ignore a este movimiento sistémico de la fotografía que comenta Jon, no solo me parece positivo, además nos obliga a pensar directamente en el salto internacional, que con internet es más natural y sencillo de lo que podría parecer, todo lo cual está lleno de ventajas más que de inconvenientes.

    Sobre rebajar el tono del discurso para hacerlo entendible por más número de personas, no estoy de acuerdo, cada cual que se exprese acorde a su manera de entender la fotografía. El discurso elaborado y profundo no es sino síntoma de cierta investigación. No sé por qué se elogia la investigación en ciencia, por ejemplo (por lo menos de cara a la galería), y no se tolera o se menosprecia en el caso del arte o cualquier expresión cultural. Me parecen igual de necesarias, aunque pensar en una industria cultural me da pavor, solo con ver cómo trata la industria en general a la investigación científica, más interesada en el rédito económico y las patentes que en mejorar la vida de las personas, creo que en el terreno cultural aplicar la doctrina de la plusvalía capitalista sería catastrófico.

    Creo que vamos por buen camino, la red es un apoyo enorme (igual que en cualquier ámbito hoy en día) y por eso sí se puede hablar de "movimiento generacional", y por eso también creo que si hay algo que hacer es apoyarse más todavía en la red. Creo que todo lo demás vendrá por su propia inercia.

    Gracias por este texto, Jon, por mencionarme y por sacar tiempo para escribir, es un regalo cada post que nos dejas.
    Saludos.

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  12. Julian, en algo similar estaba pensando yo esta mañana. Con toda la efervescencia fotográfica que existe no pasará nada hasta que venga cualquier supuesto gurú guiri para destacar lo que está ocurriendo en nuestras fronteras y será cuando la gente se de cuenta de lo que esta sucediendo y se valore, porque aquí desde hace siglos solo se valora algo cuando desde fuera lo señalan.

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  13. Vaya por delante que estoy de acuerdo con el espíritu de la entrada, es decir, con la solución, por llamarla de algún modo, que aportas, que no es más, ni menos, que la de dedicarse a lo que nos gusta, en este caso la fotografía, con pasión y generosidad.
    Sin embrago hay algunos aspectos en los que discrepo un poco, tanto con esta entrada como con la del blog “a sangre” a la que haces referencia, como con alguno de los comentarios hechos en ambos blogs.
    Para ser breve los voy a enumerar, sin más y "en bruto", para que cada uno saque sus propias conclusiones:

    • Creo que en la reunión a puerta cerrada solo había dos generaciones, tanto por edad, como por proyección: la de Humberto Rivas y la del resto.
    • Estamos comentando un texto de 1986, han pasado casi 30 años. Sería cuestión de empezar a “matar a nuestros padres”, ¿no creéis?
    • En relación con lo anterior, recriminar a la generación anterior que no nos ha sabido enseñar es un poco inmaduro por nuestra parte, ¿no? Algo habremos hecho mal nosotros, como por ejemplo seguirlos si creíamos que nos perjudicaban.
    • Además creo que hay una generación intermedia (no por edad, pero si por proyección) que sí ha sabido aprender de ésta generación. Me refiero a fotógrafos como David Jimenez, Matías Costa, Sofia Moro, Txema Salvans, etc…
    • De la misma forma, quejarnos todavía de que no hay una educación fotográfica en las escuelas… Posiblemente sea cierto, pero en las escuelas tampoco se enseña cine.
    • A propósito de esto último, ¿cuántos fotógrafos conocemos que hagan fotografía para niños? ¿Y cuántos directores de cine hacen películas para niños? La educación no solo es responsabilidad de “los otros”
    • Seguir diciendo, como en algún comentario, que el futbol es el culpable de todo, en fin …
    • También en algún comentario se habla de que no existe un centro de fotografía. Es verdad, pero a que esperamos para crearlo, a que vengan a hacerlo los de la generación anterior.
    • En relación a lo anterior, estoy de acuerdo también en que tantas iniciativas son buenas para el mundo de la fotografía, pero no sé si son suficientes para llevar a la fotografía donde queremos. Quizás haya, en algún momento, que pararse y pensar si no es mejor aunar esfuerzos y crear entre todos algo “más grande” que de verdadera proyección y sirva de anclaje para nuevas generaciones.
    • No hay que olvidar que la fotografía tienen dos hándicaps importantes, respecto a otras artes como la pintura o, incluso el cine:
    • Tiene poco más de dos siglos de historia, frente a los varios milenios que puede tener la pintura.
    • Todo el mundo hace fotografías muy “chulas” y muy “guapas”. Y a cuanto de vosotros os han dicho que hacéis “fotografías raras”. En cambio muy poca gente (de momento) hace cine.

    En fin, no sé si es suficiente con los nuevos medios de distribución de la fotografía y ese “boom” de publicaciones digitales para consolidar esta generación o simplemente nos quedaremos en la anécdota y seguiremos en la superficialidad que caracteriza esta época de transición en la que nos ha tocado vivir y que, eso sí, es obscena en cantidad de todo: imágenes, textos, vídeos, información, … pero, todavía, exigua en calidad.

    La red es una buena oportunidad, pero corremos el riesgo de diluirnos en ella.

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    1. Hola Toni, estoy de acuerdo con todo lo que comentas y la intención de las dos entradas a los blogs es justamente esa, reflexionar sobre el estado de la situación actual de una parte de la fotografía hecha en este país.

      No soy yo el que habla de diferentes generaciones en la mesa redonda a puerta cerrada sino que son los participantes en esa reunión los que hacen esa diferenciación y son ellos los hablan de la necesidad de un enfrentamiento generacional para cambiar las cosas. Utilizar la transcripción de ese encuentro me ha servido de escusa para poder hablar de lo que considero una excepción en estos momentos, algo que no había pasado en los últimos cuarenta años, por lo menos de manera pública y abierta.

      Creo que ni Jon ni yo recriminamos nada a la generación de docentes que están representados en esa reunión. Simplemente nos ha llamado la atención que en 1986 se planteara de esa forma y más que fuera el propio Fontcuberta el que lo comentara y no los jóvenes fotógrafos. Yo personalmente estoy muy agradecido a todos los profesores que he tenido en mi formación como fotógrafo, a todos sin excepción. Los palos van, como dice Jon, al estado, a las diferentes políticas con respecto a la educación que han existido. La educación es responsabilidad de todos, incluido los alumnos.

      Creo que la generación intermedia a la que te refieres está más cerca de lo que está pasando ahora que del pensamiento que ha imperado desde el 86. Pero es una generación de supervivientes, desfragmentada, algo que no ocurre en este momento. La intención de mis palabras con estas cuatro entradas al blog es la de rendir homenaje a todos los cadáveres que ha dejado este pensamiento único. Te puedo asegurar que son muchos y algunos lo son de manera injusta. Que esto haya ocurrido así no ha sido ni gratuito ni espontaneo. Te recomiendo que leas el libro al que hace alusión Jon en este post. Si lo has hecho ya tienes la respuesta sobre la no creación de un centro de La Fotografía, algo que se ha intentado varias veces, pero son los responsables políticos y alguno de sus acólitos seguidores fotográficos los que lo han impedido.

      El único hándicap que tiene la fotografía es el propio fotógrafo. La fotografía será lo que nosotros queramos que sea. Sacar a la fotografía del gueto al que ha estado sometida en este país ya será un paso importante para conseguir su normalización con respecto al resto de las artes visuales. Y es en lo que la mayoría estamos.

      Se agradece que lo plantees de esta manera. Falta mucha autocrítica en el medio fotográfico. No pasa absolutamente nada por hacerlo. Creo que es sano, necesario y si no se hace con más frecuencia es porque a veces es inevitable tener que sacar ciertos nombres de algunos “popes” para poder hacer autocritica y esto todavía provoca miedo. Aquí todos nos jugamos mucho.

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  14. Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios! Algunos de ellos abren unas cuantas reflexiones muy interesantes e hilos de los que tirar. Y sobre todo gracias a Toni que hace una reflexión crítica y apunta algunos temas en concreto tanto sobre el texto como sobre los comentarios que merece la pena rebatir. Como siempre, se agradecen todos los comentarios especialmente aquellos que debaten lo expuesto. Para no extenderme demasiado también me permitiré explicarme por puntos de manera resumida:

    -Respecto a los primero cuatro puntos diría que este post justamente intenta hacer lo que pides "matar a nuestros padres". Tengo la sensación (o quizás no he tenido acceso a esa información) que hasta ahora no se había hecho una crítica profunda de lo anterior en público. Estoy de acuerdo de que si no ha habido renovación, no es solo una cuestión de los que estaban antes, sino también de los que han llegado después, que no han sabido darle un carácter y entidad a su generación (quizás por ser demasiado continuístas). También estoy de acuerdo con que ha habido una generación intermedia, aunque sigo pensando que no ha sido lo suficientemente compacta, cosa que sí veo en la actual, como para ser etiquetada como tal.

    -Que tampoco se enseñe cine me parece igual de problemático como que no se enseñe fotografía. La cultura en la que nacemos está rodeada de imagen fija y en movimiento...del mismo modo que de pequeño a mi me enseñaron música, creo que se debería enseñar algo de imagen en las escuelas.

    -El fútbol no es culpable de nada, como mucho es el resultado de unos valores inculcados por la sociedad.

    -No puedo estar más de acuerdo con que la educación es responsabilidad de todos. Pero eso no se lo puedes achacar a los fotógrafos, existen muchos cursos y talleres de fotografía para niños. El problema es que (como decía más arriba) el estado no piensa lo mismo y no lo incluye en la educación pública.

    -Hay unas cuantas de iniciativas privadas en forma de centros dedicados a la fotografía (en Barcelona se me ocurren al menos dos). Pero si se quiere hacer un Centro de La Fotografía (así en mayúsculas y oficial) creo que ha de ser abierto a todo el mundo, sin tener que deberle nada a nadie, por lo tanto público.

    -Estoy de acuerdo en que tenemos que seguir haciendo más piña, a pesar de que sea complicado de gestionar y los pasos sean muy lentos. Todo mi apoyo en ese punto.

    -El hecho de que la fotografía sea joven y accesible también tiene sus ventajas. Que hay mucho más recorrido por delante (no me creo las teorías postfotográficas catastrofistas) y que si queremos intentar profundizar en la imagen el primer paso (el conocimiento rudimentario del medio) ya está dado. Soy más de ver ventajas que de ver impedimentos...

    A pesar de que ahora se hace mucho más que nunca, también creo que hay más voces críticas que nunca. De hecho, cada uno tiene la suya. Yo creo que esta sobreabundancia va a estimular una visión personal crítica que quizás antes no estaba tan desarrollada. Aquello que aparecía en tal revista o tal museo era importante o nos gustaba por el mero hecho de aparecer en dicho contexto. Eso está cambiando y ahora cada uno puede (y debe) desarrollar su propio criterio y ser capaz de argumentarlo para conseguir salir adelante en esta inundación de inputs en la que vivimos.


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